domingo, 27 de febrero de 2011

El Espacio Vital






Se llama Proxémica a la ciencia que estudia la distancia que mantenemos las personas unas con otras dependiendo del grado de confianza que exista entre nosotros. Los expertos en la materia señalan que esta distancia oscila entre los tres metros y medio, que es la distancia media que mantenemos con un extraño que nos pregunta por la calle, y un metro y medio cuando la confianza es mayor. Yo añadiría que la distancia se puede ver sustancialmente reducida cuando la confianza es extrema, incluso invadida. Pero bueno, vamos a lo que vamos.


Os estaréis preguntando a qué demonios viene la tontería esta de la Proxémica, que habrá cuatro expertos en ella y que no lo saben ni sus familiares más cercanos.


Pues bien, todo viene a los incómodos que podemos llegar a sentirnos cuando alguien "invade" lo que nosotros consideramos "nuestro espacio vital". Esa gente que se acerca demasiado, tanto que podrías adivinar qué comieron hace dos semanas; esos que sin ningún miramiento te tocan cuando acabas de conocerles. Esos que nos resultan, por lo menos a mí, pegajosos y desagradables.


Pues bien, si lo justo es, vamos a decir, dos metros de media y el sábado éramos 16 personas en el campo, en la parcela que ese día habíamos decidido que sería nuestra, los que llegaron después deberían haber mantenido un mínimo de 320 metros (si no se me ha olvidado multiplicar de cabeza) y no aparcar sus p*t*s coches junto a nuestros niños que jugaban en una manta, por ejemplo, o aparcar su pedazo de moto cerca de donde jugaban porque lo peor no es que se cayese la moto, sino que se cayese sobre uno de los enanos.


Pues bien, cual es la reacción lógica a una invasión del "espacio vital", la defensa. Nos defendemos de distintas maneras. Ya sea un , "uys, perdona, voy a ver a Fulanito que me está haciendo señas" (mentira cochina, es que ya no soportas más su alitosis); o... un "¿nos sentamos?" (seguro que las sillas están más alejadas que lo que ést@ se está acercando); también, podemos recurrir a un repentino ataque de tos, soltarle unos cuantos perdigonazos de saliva y esperar que el "arrimamiento" no sea con el fin de conseguir un intercambio de fluidos, porque en este caso, le molará el anticipo y la habremos jodido.


¿Cuál fue nuestra reacción el sábado? Pues la más lógica. La defensa.


1.- Según se alejaban de nuestro estimado "espacio vital" dejando allí su asqueroso coche, alguien gritó " ¡¡¡Niño, niño, suelta esa piedra!! ¡¡No se la tires a ese coche que no es de los nuestros!!! ¡¡Lo rayó, ya lo rayó!!!! ¿¡¡Tenéis al niño asegurado!!? Respuesta: "Sí, asegurado, vacunado y con el chip puesto".


La reacción del dueño del coche no fue tan graciosa, al menos para él; nosotros estabamos apartando las lágrimas de los ojos para poder verle, mientras el ingenioso de nuestro grupo seguía narrando las barbaridades que "el pequeño le hacía al coche invasor del "espacio vital" mientras el dueño se giraba insistente y desconfiado viendo que ni nos movíamos de las sillas para parar al niño que iba a agredir a su apreciado vehículo.


2.- ¿Cuál es el momento de más dudas cuando vas a pasar un día de campo? Localizar un lugar cercano, aunque no mucho, y bien escondido para poder hacer aguas menores, (las aguas mayores se hacen en casa). Pues bien, dado que entre nuestros coches y el "coche invasor" había quedado un lugar muy cuco, la reacción lógica fue marcar el territorio,¡ por supuesto! Así pues, el "propietario invasor" se llevó un coche bien marcado por una meada femenina, lo juro, no fue mía, soy lenta de reflejos y no se me ocurrió.


Otro detalle que no tuvieron en cuenta los propietarios de los "coches invasores" fue la música. Es fundamental llevar un pincho con música cuando vas al campo, claro éste se pone en el reproductor convenientemente enchufado al mechero del coche... ¡ah! pero ¿y si tu coche lo has dejado en el quinto coño para dar por culo a unos que llegaron los primeros y pillaron el mejor sitio? Pues te jodes y no pones música. Escuchas la música que han llevado los "invadidos".
No sé si les gustaría mucho o nada mi música, pero me la suda; sonó Elvis, Sinatra, Ella Fitzgerald, Louis Amstrong... y todo lo que a moi le dió la gana. ¡Hale, a pelal'la!

1 comentario:

  1. ¡Que malos e incivicos sois!lo mejor en estos casos es irse uno a su propia parcela y no dejar entrar a nadie que no sea del grupo pero claro esto tiene un problema que si no tienes parcela propia o la que tienes no reune condiciones pues te jodes y te aguantas cuando te invaden tu espacio vital.Otra solución es volverse una mosca cojonera y estar fastidiando hasta que los intrusos se artan y se van lo malo es que los otros tengan las mismás intenciones.

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