domingo, 19 de junio de 2011

Regresar

Ayer volví a Cáceres. Me fuí en el 98 después de 7 años allí, después de siete años de estudios, cinco años de reclusión. Han cerrado la Residencia donde estuve; la entrada, sombría siempre, parece más sombría aún. Han cambiado el nombre al bar de enfrente. La calle parece más estrecha, incluso han cambiado la sentido del tráfico.

Cáceres parece una ciudad extraña. Tengo esa sensación de cuando te encuentras a alguien con quien tuviste mucho roce después de varios años y ya no sabes de qué hablar.

Había vuelto otras veces, pero sin tiempo, sin pisar los lugares bonitos.

Cáceres ha cambiado, ha crecido, las dos hemos crecido, hemos cambiado nuestro peinado, hemos cambiado el color de la barra de labios habitual, tenemos amigos nuevos, familia nueva...

Pensé que volver a caminar por la parte antigua me haría sentir como entonces, pero me hace sentir mayor; pensé que volvería a sentir la libertad de entonces, pero el tiempo no perdona.

Pese a todo, sigue siendo la ciudad tranquila, calmada; pese a todo, me sigue sorprendiendo cada rincón de la parte antigua, me sigue encantando recorrer sus calles empedradas.

domingo, 12 de junio de 2011

Cuando te sale del alma

Hay veces que un comentario no suele ser el más adecuado, pero te sale del alma. Son de esos que, sin saber porqué, no puedes reprimirlos.

Podría poner ejemplos muy claros, como cuando dices de alguien que es "muy buena gente", "super simpático", calificativos que nunca van unidos a "¡qué pedazo de maromo!" "¡qué chica más guapa!"

Otras veces soltamos un "¡ayyy, qué niño más rico!", "¡qué rico!", ¡qué tierno!", "¡qué ricura!" sin poder añadir que es precioso, bonito, encantador. En estos casos, nada más acertado que la sabiduría popular, "los niños son como los pedos, a cada uno le gustan los suyos".

Y así podríamos seguir hasta el infinito y más allá. Porque los humanos de ahora somos tremendamente eufemísticos o terriblemente hipócritas...

Hay otras ocasiones, en las que la diplomacia brilla por su ausencia, cuando el acto refeljo de reprimir te falla y sueltas una broma que no sabes hasta qué punto va a ser bien aceptada.

Hoy, primer día de verano de piscina (ya hemos pasado el 40 de mayo), al ponerme el bikini del año pasado, he recordado el día que me lo compré. Yo salía del probador de la tienda con el bikini en la mano mientras el dependiente y otro chico se afanaban en quitar el broche de la parte de arriba de un bikini que llevaba un maniquí sin ningún éxito. Mi frase "sin pensar" fue: "Vamos, vamos que no se diga..."

Ambos muchachotes se quedaron atónitos como pensando: "Joder, esta tía duda de nuestra capacidad para quitar un sujetador/bikini cuando la situación lo requiera.

Yo, consciente de mi poca capacidad de represión, me limité a sonreir y dejar que los dos chicos se entrenasen con el maniquí para futuras ocasiones.

Pero es que hay veces, en las que si no dices algo revientas, vamos que ... te sale del alma.

lunes, 6 de junio de 2011

El día D

Hoy es el aniversario del Día D, lo sabíais? yo me acabo de dar cuenta.



Pues bien, para mí tb ha sido el día D, como véis en la "preciosa" foto que os adjunto, jeje, hoy me han regalado este maravilloso delantal con mi nombre y con el nombre del blog. No está mal, que mi primera foto en el blog sea con algo tan bonito y que alguien ha tenido el detalle de regalarme.



GRACIAS GRACIAS GRACIAS Cuca y Juan Carlos, es un regalo que me ha hecho mucha ilusión recibir.



Por cierto, Cuca y Juan Carlos son los propietarios de Azules de Medina, y tiene ropa de trabajo de todo tipo, y como véis, pese a que la modelo no sea de las típicas, es muy bonita. Vamos, que el día que me enseñaron los delantales, estaba como un día de principio de temporada en mi tienda favorita, sólo que esta es para trabajar, o para mí, para pasar ratitos buenos en la cocina.
Pues eso, que era algo que quería compartir con vosotros.

y a ti... ¿qué te decían de pequeño?








Pues bien, ayer después de sentirme muyyyy mayor por algo que le dije a mi hijo pequeño, se me ocurrió una nueva entrada para el blog.



¿Qué te decían de pequeño?



Sí, sí, las típicas frases que las madres y abuelas han usado siempre para acojonarnos, y que las madres de ahora, yo por lo menos, seguimos usando.



"No juegues con fuego, que te mearás en la cama", si mi madre supiera la de veces que jugué con cerillas y mecheros, además de las que me pilló infraganti... Una de ellas de las que hacen época y te recuerdan toda la vida cuando sale el tema. Yo había visto como mi abuela churruscaba las plumillas de las patas de los pollos con el fuego de la cocina de gas, así que decidí que los flecos de una colcha desaparecerían del mismo modo. Así que agarré un mechero y mientras intentaba encenderlo me pillaron... jeje



Otras me acusaron en falso y me gané los "tantanrantanes" (cachetes muy musicales que daban mi madre y mi abuela) de mi hermana que era muy lista y tiraba las cerrillas al wc sin saber que flotarían allí durante al menos un día.



"No te tragues los chicles que se te pegarán las tripas"



"No te tragues los huesos de las cerezas, que te crecerá un árbol en la barriga", "No te tragues los huesos de las aceitunas, que te crecerá un árbol en la barriga". Si fuera cierto, todos tendríamos árboles, arbustos y trepadoras en la barriga. Bueno, serían en tal caso bonsais, por motivos de espació básicamente.



"No cojas caramelos de nadie que no conozcas", que yo siempre he pensado, los que ofrecen caramelos a los niños son los ancianos, por lo menos en mi infancia... ¿Qué pasa que todos los abuelos de entonces eran traficantes o camellos? Y, además, debían de ser estúpidos, porque, claro, ir regalando por ahí la droga a niños sin ingresos, sin posibilidad de comprar más una vez creada la adicción... lo mismo lo hacían para putear a los padres cuando los niños pidiesen incesantes: "mamáaaa, comprame unas pirulas", jajajaja



A mí también me decía mi madre: "No mientas, que las mentiras tienen las patas muy cortas", ¡Anda que no me costó entenderlo!" Que yo, con mi prodigiosa imaginación infantil, me imaginaba un bocadillo de cómic con la mentira en cuestión y unas patitas cortas cortas.



"No te toques, que te quedarás ciego". Si fuera cierto, la ONCE sería como la Admón. Pública, tendría millones de empleados y en ascenso.



Pues eso, que algunas cosas cuelan porque se les dicen a los niños...