martes, 8 de febrero de 2011

Encontrar una lágrima



Subido en un cajón de madera un hombre grita en la calle. Aquellos que pasan a su lado y piensan que es un iluminado más, siguen su camino. Pero aquellos que se paran a saciar su curiosidad se quedan.
“No sigo a ningún dios, no intento convencerles de nada, pero les anuncio que el fin del mundo se acerca.”
Su voz es cálida y firme. No suena como un loco, aunque todos crean que lo es. Pese a ello, por su boca salen una verdad detrás de otra que le da mano a la siguiente.
“El ser humano es bueno, pero ustedes no lo saben. Engañan a sus esposos, roban, matan, fabrican armas, secuestran niños, violan…”
Su discurso va subiendo de tono, aunque su voz no varía. Está calmado, es algo que ha pensado muchas veces y ya ha pasado su furia. La desgracia de la Tierra es una cosa cotidiana.
“Encuentren al ser bueno que llevamos dentro, aquel que frente a la desgracia de los demás se le salta una lágrima y no mira hacia otro lado. Así y sólo así salvaremos este mundo.”

1 comentario:

  1. Precioso, si todos llorasemos alguna vez ante las injusticias, el rio de lagrimas que se formaria barreria todas las maldades.

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