domingo, 18 de septiembre de 2011

Zapatitos de Cristal







"El príncipe sólo bailó con ella y si alguien se acercaba para pedirle un baile, él les decía: ella es mi pareja de baile.

Cuando se hizo tarde, Cenicienta quiso marcharse y el principe quiso acompañarla, pero ella se escapó tan rápidamente que él no pudo seguirla. El principe, sin embargo, le había puesto una trampa. Había derramado resina por toda la escalera. Cuando ella bajó, dejó su zapato izquierdo pegado en un escalón. El principe lo recogió. Era pequeño y delicado, de oro puro."

(Fragmento de La Cenicienta de los Hermanos Grimm)


Creo que la culpa de que todas las mujeres suframos en cada evento al que asistimos la tienen los hermanos Grimm. Todas debemos llevar zapatos pequeños y delicados, que sean de oro no es imprescindible. Es habitual que llevemos unos zapatos que sin duda alguna nos harán daño, nos rozarán y nos apretrarán los deditos de los pies hasta tal extremo que cuando nos liberemos de tal trampa mortal, (para los deditos que se quedan sin sangre) no los sentiremos como nuestros. Es algo tan cotidiano que en las farmacias te venden unas almohadillas de silicona que las colocas en el zapato para amortiguar el dolor. No sirven de mucho. Además de que restan sitio en el zapato y el pie va un poco más apretado. Que digo yo... ¿no deberían vender estas cosas en las zapaterías? Pero, claro, estarían admitiendo su crimen, te están vendiendo un aparato de tortura.

Te llega la invitación de una boda y ya empiezas a pensar, a ver qué zapatos me compro que me dejen disfrutar de una noche de fiesta.

Buscar la indumentaria para un evento requiere todo un ritual. Yo para él ultimo, que sabía de su existencia hace un año, miré la pasarela Cibeles para ver qué se iba a llevar. Es la única vez que le he visto sentido a que en Septiembre de 2010 nos enseñasen la moda que se llevaria en el año 2011.

Busqué en Internet qué estaba de moda en cuestión capilar, y no, no estoy hablando de si dejármelo a la brasileña, hacerme un Kojak o dejármelo a lo silvestre. Estoy hablando de peinados, semi-recogidos, recogidos, tocados, diademas, sombreros... Una vorágine de pelos aparecía en mis ojos cuando los cerraba para dormir, a lo romana como para ir a la Casa de Battiatto para ver un combate, con trencitas, con ondas; moños despeinados intencionadamente, moños elaborados con mil cruces de mechones de pelo, tocados con plumas pegaditos a la cabeza o bien con plumas que hacen que seas más alta, con lazos a lo niña buena, diademas de lazo, sencillas, o más elaboradas como de diamantitos, o tipo tiara... en fin, que yo que soy de pelo suelto y siempre liso, porque las ondas me las dio mi madre cuando nací y ,como todas las mujeres, yo querría tenerlo liso como una tabla de planchar, si lo tuviera liso, seguro que me lo pondría a lo afro.

En cuanto a los zapatos... pss, sólo pude averiguar que vuelven las puntas. Esos zapatos que son de un 38 en mi caso, pero miden de punta a tacón como un 40. Me encantan las puntas, he tenido dos pares de botas de puntas que han sido las más cómodas de mi vida. Taconcito de aguja y puntas interminables. Infinitamente más bonitos que los zapatos de puntas chatas que parece que te han recortado los deditos todos a la misma altura.

Pues bien, con toda la información reunida, me fui a ver a una amiga que es diseñadora, y como es amiga y que cae muy bien, digo su nombre, Rosa Moreno. Así seguro que acertaba con lo que está de moda. Conclusión, perdí el tiempo mirando la pasarela Cibeles, o la Madrid Fashion Week, que se llama ahora.

Esto de hacerte un traje a medida es algo a lo que las mujeres de mi edad no estamos acostumbradas. Que yo recuerde sólo me habían hecho antes algo a medida, unos trajes que mi madre nos encargó cuando éramos pequeñas de los que no tengo muy buen recuerdo. Así que la incertidumbre sobre cuál sería el resultado era algo que me recomía. Elegimos la tela, de color morado en diferentes tonos. Una tela que ella me aseguró que quedaba muy bien y era muy original. A los dos días me manda un whatsapp y me dice que han cambiado el catálogo y que hay que elegir otro color... eso me pareció un mal presagio... mmmmm esto no va bien, pensé.

Un mes antes del evento me llamó para tomarme medidas. Mal rollo, después del verano relajao, de las vacaciones disfrutando del estupendo buffet, de los mojitos, de las comidas con los amigos, de la elaboración de mermeladas, de las fideuás, de los helados caseros... os hacéis a la idea, no?

Pues nada, allá que me fui. Para medirme me dijo "pon las manos en la cintura" que yo pensé: "esto debe de ser para ponerme seria y hacer que los michelines se pongan firmes" jeje.

Algunos días después, otro whasapp, "Tienes que venir a que te pruebe la "toile". Y yo que soy muy obediente, fui. Sin saber qué era aquello que me iba a probar. La aventura es la aventura.

Cuando llegué, apareció con una cosa blanca y vaporosa que no tenía nada que ver con la tela que habíamos elegido en el segundo intento.Acojonaita estaba. Lo que aprende una desde el momento en le llega una invitación de boda a sus manos.

La toile es como un patrón hecho de tela sobre el que ella trabaja, quita y pone. Puedo decir con satisfacción que tuvo que quitar más que poner. Así que, pese a que aquel día me vi como una novia revieja, salí un poco reanimada porque la pose en jarras cuando me tomó medidas había funcionado.

Una semana antes del evento, volví a probarme. Ya era el traje pero sin terminar. Me gustó la tela, tanto la tafeta metalizada de la blusita como la falda de seda. Tafeta... lo que aprendo... Me dio la impresión de que había acertado, aun así no veía el traje perfecto. Elegí un tocado para el pelo, una diadema con un detallito de plumas en tonos marrones y unos trocitos de tela de la falda que iban pegados con unos botoncitos de cristal, creo que no eran Svarovsky. Eso fue una decisión derivada de las miles de fotos que había visto de mil eventos en Internet.

El día que me lo entregó el traje estaba perfecto, perfecto. Me quedaba, como dice una amiga, como hecho a medida, jijiji.
El problema seguían siendo los zapatos. Había encontrado unos muy bonitos, como de brocado de color bronce muy acorde con el traje. Sabía que me castigarían los pies durante toda la noche. Pensé en llevarme las almohadillitas de silicona para que la pena fuese menos. Pero con las prisas se me olvidaron.
Llegamos media hora antes al lugar de la boda. Tocaba esperar, de pie. Entramos en la iglesia y el cura, que era joven, se deleitó en su discurso, la boda duró 1 h de reloj. ¡¡¡Una hora!!! Una hora levantándote y sentándote y colocando aquellos zapatitos pequeños y delicados en el escaso espacio que hay en los bancos de las iglesias, debajo de la tabla de arrodillarte ponía yo las preciosas puntas de bronce.
Durante la ½ de autobús hasta el lugar del banquete, fui valiente, me descalcé, corriendo el riesgo de que aquellos dos cepos no me valiesen cuando llegásemos. Casi lo deseaba, pero no hubo suerte, o sí… me los volví a poner.
Durante el todo el aperitivo y el ratito de bailoteo y copas de después, se veía a señoras que como yo, sufrían aquellos preciosos zapatitos pequeños y delicados. Que se les clavaban los tacones en el césped y se quedaban enganchadas al suelo como si un príncipe hubiese derramado resina para que no se escaparan, pero no, el principe de cada una lo que hacía era arrancarnos del césped, no fuese a ser que echásemos raíces.
A las seis de la mañana que nos fuimos a casa, llegué a la siguiente conclusión: la Cenicienta no se fue a las 12 porque su hada madrina le dijese que se desharía el hechizo… sino porque tenía los pies que no sabía si eran suyos o de una vecina.
Lo dicho, ¡¡MecawenlosjodíoshermanosGrimm!!
Ahí os dejo el resultado:




5 comentarios:

  1. La moda es la moda y ahora tocan zapatos altos y jodios, menos mal que el precio te compensa del sufrimiento.Otra vez te llevas una bolsita mona y discreta con unos zapatos cómodos para el bailoteo que parece ser que lo hace mucha gente.De todas maneras el resultado final despues de tanto sacrificio y trobaturas fue estupendo.Mercedes

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  2. Como me gusta que te hagas vestidos preciosos y que la genética sea tan caprichosa y haga que tengamos la misma talla y cuanto me alegro de tener un 40 de pie y que esos zapatos solo sean tuyos, jijiji

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  3. siento decirte, que contigo fue un poco más generosa y erse más alta que yo ... te va a quedar corto, jijijijiji

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  4. estas guapisima...
    yo, que hace años opté por la comodidad antes que el sufrimiento inutil (en mi caso siempre es inutil jajaja) hubiera aprovechao la falda tan larquisima pa llevar unos zapatitos monos,, pero supercomodos.. o si no, como hacia antes, llevarme unos de repuesto pal baile.(un 41 ancho espercial y bonito, es dificil de encontrar)

    tambien es verdad que como le paso diez cm a mi esposo, sin tacones.. es casi mejor que no me los ponga..
    otro beso, preciosa

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  5. Estabas preciosa, eso compensa todo el sufrimiento.

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