jueves, 8 de marzo de 2012

TRUQUILLOS 1

El otro día se me ocurrió que podría incluir entradas que no fueran de recetas como tal, pero sí que fuesen truquillos para conseguir que nuestros platos queden más ricos.

El de hoy parece un poco supérfluo, pero a mí me parece esencial.

¿Cómo conseguir un solomillo de ternera al punto punto, en su punto rico rico, sin que se nos churrusque por fuera o sin que el filete diga muuuuuuuuuuuuuuu?

La solución es fácil: ponemos el horno a calentar a unos 100º, no más, sólo queremos que esté calentito, mientras comemos el primer plato metemos en un plato, fuente o cacharro que soporte el calor nuestros solomillos. Allí estarán calentitos hasta el momento de pasar por la sartén y darles vuelta y vuelta. Eso sí la sartén que esté bastante caliente y con unas pinceladas de aceite de oliva. He dicho unas pinceladas, es decir, dejamos caer unas gotitas de aceite de oliva y pintamos la sartén con un pincel de silicona.

Por cierto, todos sabemos que la sal no se pone hasta el final, ¿no? Si la ponemos en crudo el solomillo expulsará todos los jugos y quedará seco como una suela. Así que ponemos la sal cuando ya está hecho.

Espero que os sea últil.

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