viernes, 14 de enero de 2011

Cosas de miedo



¿No os pasa que cuando os encontráis en una situación un tanto tétrica o difícil os da por pensar en cosas ridículas? A mí sí, espero no ser la única.


Ayer fui a ver a mi hermana. Hubo niebla por la mañana hasta después de comer, por la tarde se despejó, se quedó, como dice el refrán "tardecita de paseo", así que monté a mis niños en el coche y me fui con ellos a ver a los primos, por variar, por que estuvieran un ratito juntos, porque ayer no teníamos ni fútbol, ni kárate, ni clases particulares... vamos la tarde libre de compromisos sociales de la apretada agenda de mi niño mayor, el niño chico aún no está tan comprometido.


Sólo había un poquito de niebla en el camino, la cosa iba bien. Quedamos en un parque con un bar al lado que viene de lujo para tomar "un algo" mientras los niños potrean en los columpios. Charlamos, echamos un cigarrito (bueno, lo eché yo), nos pusimos al día de todo desde el último día y cuando casi eran las 7 decidí irme a casa. Monté a los enanos en el coche y enfilé para casa.


La niebla había ido bajando más rápidamente de lo que yo había calculado, así que en cuando salí del pueblo me encontre flotando en un nebulosa grisácea y húmeda. Vamos una "niebla meona del copón" que se dice en mi pueblo. En esta situación, encendí las luces, las antinieblas de delante y las de detrás, casi parecía una feria, lo habría sido si hubiera encendido las luces de emergencia; se me pasó por la cabeza, pero decidí que habría sido excesivo.


Conduje despacio. Creo que es la primera vez que me veo en una de éstas. Cuando vas sola en el coche como que no te acojonan tanto ciertas situaciones, pero llevando a los críos... pues me da un poco más de respeto. He dicho respeto, eh? No iba acojonada, sólo un poco más concentrada de lo habitual, jeje.


Pensé, en este momento debo pensar en cosas agradables, por ejemplo la conversación con mi hermana, las bonitas imágenes que la niebla producía, mejorando muy mucho el paisaje... Pero no, empecé a acordarme de cosas raras, como... "¿y si aparece el famoso "camionero loco" que siempre he oído nombrar en plan de coña cuando vas por una carretera solitaria y oscura?"


Cuando llevaba un rato sin cruzarme con ningún coche pensé... "¿llevo el depósito lleno?Sí; bien, siempre dicen que si te quedas tirado por ahí es mejor llevar depósito lleno para poder estar calentitos dentro del coche?" Coño! que había echado gasoil por la mañana, ¿me lo tenía que preguntar? Seguro que la niebla tuvo algo que ver, tenía "nublada" la memoria. Un rato sin cruzarme con algún coche equivaldría a cinco minutos, porque yendo despacito tarde una media hora hasta mi casa, vamos una eternidad.
Redios, que incluso pensé, "de un momento a otro aparece la luciérnaga de fuego que salía en El Guerrero nº 13", ¡qué "gilipuá"!


Hay otras situaciones que son muy propicias para pensar en cosas tontas, aunque más graciosas que las anteriores, los entierros. Nunca habéis ido a un entierro en el que la conversación va derivando, derivando... hasta que se convierte en una charla animada y divertida. Claro esto pasa cuando no es una muerte traumática para los familiares, o por lo menos no demasiado, una muerte siempre es triste, no me malinterpretéis.


Sé de un entierro en el que velando al finado a las tantas de la madrugada los presentes se pusieron a preguntarse jocosamente si la pierna que le habían amputado al pobre señor la enterrarían con él o aparte. Incluso sé de algunos primos que tras el entierro de su abuelo se fueron de cañas para ponerse al día ya que hacía tiempo que no se veían. El refranero español vuelve a estar de lo más acertado, "el que va de entierro y no bebe vino, el suyo viene de camino". Ahí queda eso.


Si os soy sincera, prefiero echar unas risas en un entierro a pensar en el "camionero loco" mientras conduzco entre la niebla. Debe de ser mi "sospechosa ascendencia irlandesa de adopción".¿No os parecería estupendo celebrar un entierro en vez de sufrirlo? Pues eso, ¡Whisky para todos!



3 comentarios:

  1. Pues piensa en esa vez que entró un murciélago por la ventana del coche y se te puso en el pecho, si llega a ser ayer, te mueres del susto y tenemos que ir a tu entierro.
    Yo se de un entierro en el que por la noche la gente se quedó velando al difunto y terminaron contando historias de risa sobre él y chistes que era lo que más le gustaba hacer. Las carcajadas se escuchaban fuera del tanatorio.
    Si me muero antes que todos los míos, en el velatorio quiero que corra el 100 " piper " con coca - cola, con limón, solo, pero chistes no, que yo los cuento muy mal.

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  2. Bueno las hay que eso del miedo les viene de antiguo.Yo se de una ,y no me gusta señalar,que no fue de campamentos un verano, ya hace muuuchos años porque tenía que dormir en tiendas de campaña y ella tenía mucha provención a las arañas de mar que dicho sea de paso por aquel entonces no sabía si existian o no. En cuanto a los paisajes con niebla son estupendos para los relatos de terror.

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  3. y años más tarde, con 26 añitos, me fui de camping a un sitio que habría sido idílico si no hubiera sido por las miles de arañas peluas que poblaban la parte exterior de la tienda cuendo te levantabas por la mañana. Las sigo odiando!

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